Sobre Fanny

Su Historia

Asi, hace ya 13 años y debido a una serie de sucesos dolorosos vividos con mis hijos a muy temprana edad me llevaron a buscar alternativas distintas a las ofrecidas por la medicina tradicional, la cual, en esos momentos, no me entregaba las respuestas ni la soluciones a los problemas físicos, emocionales y mentales que mis hijos estaban sufriendo.

Fue así, que comencé un proceso personal y de búsqueda que me llevo a conocer el enriquecedor mundo de las terapias alternativas y a transformarme en la Terapeuta Holística que hoy vivo día a día.

En mi interior siempre hubo un llamado a descubrirme, a conocerme, a ir más allá.

Sus Logros

En diciembre del año 2010 deje mi trabajo y me dedique a cuidar a mis hijos para ayudarlos a sanar y entregarme al fluir de la vida. De este modo, llegue por el destino a unas inspiradoras clases de yoga, con una insuperable Maestra, Paula Valles y con las que comencé este hermoso camino de autoconocimiento, disciplina, y valores espirituales. El yoga se convirtió en mi pasión. Al poco andar entendí el paralelo entre el yoga y el camino de la vida. La cadencia, la intención, el movimiento físico y energético, la voluntad, conciencia del cuerpo, la mente, las emociones y la energía.

En fin, absorbiendo el gran aprendizaje que trae el yoga en sí mismo. Posteriormente, tuve la posibilidad de prepararme en Reiki Usui, Masaje Tailandés y los famosos sistemas florales de Bach y otros, como Flores de California, Flores Chilenas, Flores de Chiloé. En este punto, maestras como Luisa Salas y Luz Inés Flores fueron fuente de gran inspiración y conocimiento. Finalmente, llegue al profesorado de Yoga y las terapias de Bioenergía y Biomagnetismo. Junto a este proceso y con toda esta ayuda, fuimos sanando nuestros dolores y nuestra historia. Cada terapia aporto lo suyo, mis hijos, hoy adolescentes ya, son personas sanas, maduras y conscientes de su ser.

Fueron estas vivencias y estas herramientas a través de las cuales encontré mi propósito de vida, el de servir, de querer que otras personas también pudieran disfrutar del proceso de sanación (o autosanación) a través del cual los pacientes ponen en armonía su alma con su mente y su cuerpo; y que es nuestra tarea en la tierra ser mejores personas, siendo más conscientes y así poder evolucionar a niveles más elevados de amor.

Finalmente, que somos parte de un gran plan divino con el cual solo debemos conectar, confiar y dejarnos fluir.

Saber que somos merecedores de toda gracia en la tierra, solo por el hecho de ser hijos de Dios. Y que a nuestro alrededor está disponible para toda la abundancia, satisfacción y plenitud, para cada ser humano que se abra a recibir.